El sistema educativo en la modernidad líquida. Retos y oportunidades en la generación de ciudadanía - Oscar David Rivera Garrido

Este es un breve análisis sobre el sistema educativo en el periodo actual, considerado por Zygmunt Bauman como de la modernidad líquida, pudiendo comprender el rol de la educación en nuestros días, así como el impacto en los procesos de socialización, al igual que los retos y oportunidades a los que se enfrenta el sistema educativo.

Es necesario precisar el término modernidad que desde la perspectiva de Berger y Luckmann es un concepto filosófico y sociológico, que como proyecto busca imponer la razón como norma trascendental a la sociedad (Berger y Luckmann, 1999), y aquí se debe destacar dos tipos de modernidad si nos remitimos a Bauman, la modernidad sólida y la modernidad líquida.

En el caso actual es posible referirse a la modernidad líquida, caracterizada por el derretimiento de los sólidos, es decir, de la disolución de lealtades, derechos y obligaciones acostumbradas, un desmoronamiento de las agencias de acción colectiva y una desintegración de la trama social en la que prevalece la instantaneidad o el corto plazo (Bauman, 2000).

Ante este escenario, la Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 26, fracción II que, “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos (Bouché Peris, 2004: p. 140)

De esta forma, el sistema educativo debe estar orientado a favorecer la generación de habilidades y competencias que giren en torno al cumplimiento de lo anterior; sin embargo resulta complicado, ya que si bien se habla de pluralismo, este ha generado ansiedad, estrés, así como la pérdida de la calidad de ciertos estratos de sentido que orientan la acción y la vida, llevando al extremo del fundamentalismo y el relativismo, por lo tanto el favorecimiento de la tolerancia y la amistad parecen haber quedado en otro momento histórico.

En la actualidad la educación ha ido modificando sus roles, en gran medida por estar inmersa en la modernidad líquida, en la que el capital se convierte en el eje rector de la vida cotidiana, en la que la educación corre el riesgo de convertirse en una mercancía, por la visión de Estado reducido, como claro ejemplo el aumento de instituciones educativas privadas en todos los niveles, mostrando que sólo quienes puedan pagar una colegiatura tendrán acceso a educación de calidad y por ende podrán ser competitivos en este mundo globalizado, dejando de lado la cooperación y el sentido social.

Esto es posible por las características de la sociedad moderna que de acuerdo con Berger y Luckmann, se caracterizan por la diferenciación de los actos dentro de las esferas institucionales, los individuos se subordinan a las instituciones, es difícil la promoción de sentidos compartidos, entre otras, de forma que la subordinación de los individuos al sistema capitalista y a la óptica de privatización de la esfera educativa encajan perfectamente con el patrón de sociedad actual.

Aunado a ello, la sociedad posmoderna considera a sus miembros en calidad de consumidores, el interrogante sobre el cual se medita en la actualidad es si uno debe consumir para vivir o vive para consumir (Bauman, 1999: p. 107) privando una lógica individualista, si bien en algunas instituciones educativas se ha buscado reforzar el trabajo colaborativo, esto obedece a criterios empresariales, ya que difícilmente el trabajo colaborativo va más allá de una simple tarea, carece del espíritu crítico y de sentido de cambio social, debido a que: “La sociedad reduce la educación a mecanismo de control, a procesos de transmisión y asimilación ideológica del saber cuándo impone a los educandos la obligación de aprender resultados de la actividad científica sin el reconocimiento del método y de las condiciones de validez del conocimiento objetivo y sistemático”.

Los individuos legitiman el actual sistema educativo, desempeñan el rol que se les enseñó, un rol carente de crítica y análisis social, en el que se privilegia la técnica, sumisión y obediencia a un sistema en crisis, pues los alumnos dejan de cuestionar el proceso de enseñanza-aprendizaje, los valores que se promueven, el sentido de movilidad social, es simplemente una fase que permita insertarlos en el cada vez más complicado mercado laboral. Ante ello, la construcción de la ciudadanía resulta muy complicada, ya que nuevamente la tendencia individualista se presenta con la modernidad líquida a tal grado que lo público queda a segundo plano o simplemente desaparece, quedando atrás las prácticas sociales, formas de expresión, comunicación, información e interacción, por lo que el ejercicio ciudadano queda limitado.

 La educación se cumple como práctica ideológica cuando no se preocupa por examinar las condiciones de origen de los contenidos y fundamentos de su propia práctica, la práctica educativa que se realiza como ideología se deja asimilar por las tendencias sociales orientadas a la liquidación de la autonomía del sujeto y a la evitación de las mínimas transformaciones sociales.

La educación tiene un enorme éxito cuando inculca en los alumnos actitudes de apoyo a las libertades civiles a través de mecanismos como hacerles escuchar o leer repetidamente temas que tratan de esas libertades, dado que esto los familiariza con situaciones políticas, los pone en contacto con las ideas y los principios de las figuras de la historia y les transmite argumentos para defender esas normas. Es por ello que los sistemas educativos desde su concepción deben entender que la inmovilidad no es una opción realista en un mundo de cambio permanente (Bauman, 1999: p. 8), se requieren modificaciones desde la base, rescatando la esencia humanista de la educación, no puede entenderse como un producto más, ni al estilo del úsese y deséchese, la alternativa es potenciar el desarrollo de las capacidades cognitivas, sociales, afectivas, estéticas y morales de los alumnos, desarrollando programas de atención específica a los grupos con rezago en materia de educación, analfabetismo funcional y condiciones socioeconómicas en desventaja con énfasis en las mujeres, las minorías y las poblaciones vulnerables.



Comentarios

Entradas populares